Hoy
voy a empezar hablando un poco de historia. Quienes conozcan la
Cartuja de Sevilla seguro que habrán visto en sus jardines, muy
cerca del monumento a Cristóbal Colón, un gran árbol, muy
frondoso y con un tronco enorme; yo, cuando lo ví me quedé
maravillada ante su grandiosidad y belleza, y no ha sido hasta unos
años más tarde que me enteré de su nombre: Ombú.
Según
se cuenta, en este monasterio fundado como tal en 1.399 por el
arzobispo Gonzalo de Mena pasó varios años de su vida Cristóbal
Colón preparando sus viajes a América, de donde se supone que trajo
las semillas. Su hijo Hernando Colón en alguna de las habituales
visitas que le hacía a su amigo y consejero espiritual fray Gaspar
Gorricio lo sembró. Se le supone unos 517 años, aunque a estos
árboles, de vida longeva, no se les puede calcular con exactitud su
edad al no tener el tronco anillos y ser su madera muy blanda. Pero
aún así, si pudiese hablar cuántas historias contaría de todas
las cosa que han pasado bajo sus ramas.
Al no
ser éste un árbol muy conocido en nuestra tierra he buscado
información sobre sus propiedades, origen, usos...; la verdad es que
propiedades son más bien pocas: con la ceniza de su tronco se
fabrica jabón al ser rico en potasa, y de sus flores y hojas se
hacen tintes. Su uso es prácticamente ornamental.
El
nombre científico es Phytolacca Dioica, familia
fitolacáceas. Es originaria de Sudamérica. También
se la conoce como bellasombra pues por su gran tamaño servía como
cobijo y descanso del trabajo en los días calurosos o de lluvia.
Como curiosidad, no se sabe si es árbol, arbusto o hierba.
En
Argentina cuentan una leyenda sobre este árbol muy bonita:
Dicen
que hace muchos años existió una tribu en estas tierras. El cacique
de la tribu tenía una hija muy hermosa llamada Ombí. Vivían
felices en unas tierras prósperas,.., hasta que la tierra empezó a
secarse, no daba frutos, las lluvias no llegaban y los cultivos se
secaron. Intentaron todo pero cuando vieron que ya sólo un par de
plantas quedaban en pie decidieron marcharse antes que morir de
hambre. Pero sólo Ombí tuvo coraje para quedarse; cuando sólo
quedó la última planta, se sentó junto a ella para hacerle sombra
y permaneció durante días y días , manteniendo con vida la débil
plantita.
Al
final un día cuando todos despertaron, en lugar de la bella muchacha
encontraron un árbol inmenso que dándole sombra a la planta
consiguió mantenerla con vida. A poco llegaron las lluvias,
festejándolo todos y en honor a la muchacha se le puso de nombre
Ombú.
Las flores de éste árbol me parecen preciosas, cayendo en racimo.
ResponderEliminarLa leyenda del origen de su nombre, está cargada de fantasía y ternura.
Cuantas veces he pasado por ahi y hasta ahora no se lo bonito de este arbol.
ResponderEliminarLa leyenda muy tierna
Un árbol muy bonito. Las fotos y la leyenda preciosas.
ResponderEliminarQue linda la leyenda, como el árbol. Besitos.
ResponderEliminarComo me encantan las plantas y arboles, éstas fotos son preciosas, y la explicación de su origén muy interesante.Felicidades por éste reportaje. rosario.aljarafe@hotmail.es
ResponderEliminarPara los rioplatenses el ombú es una planta muy significativa. Es una planta (como dices ¿árbol o hierba gigante?) que nace generalmente solitaria en los campos y a cuya sombra se cobijan los gauchos y campesinos. Es un símbolo de nuestros países.
ResponderEliminarSin embargo en Uruguay hay dos bosques de ombúes, lo que es algo extraordinario. Uno pequeño en el Cerro Arequita y otro bastante grande en las márgenes de la Laguna de Castillos. Éstos son centenarios.
Sus hojas en infusión son un fuerte laxante. Como broma a los forasteros se los invita con un mate con media hojita de ombú, y . . .
Néstor - Ciudad de la Costa - Uruguay
Preciosa entrada. No conocía la leyenda. Gracias.
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