Cuando pensé
escribir algo sobre el tilo, las primeras imágenes que me vinieron a
la memoria eran de pequeña, cuando iba con mi padre al campo a coger
las flores y las hojas de éste árbol, después con mucho mimo las
extendía sobre cajas grandes y las ponía a secar, y así mi madre
tenía tila para infusión durante todo el año. Son bonitos
recuerdos que han quedado grabados para siempre.
Este árbol, de la
familia de las tiliáceas es originario de Europa aunque está
extendido por Asia y Norteamérica. Son bastantes especies, aunque
aquí la más conocida es la Tilia Cordata o tilo de hoja pequeña.
Se han encontrado fósiles de hace 20 millones de años. Se
recolectan sus flores y hojas a principios de verano.
Esta planta
sorprende por sus propiedades medicinales, no sólo la clásica, o
sea sedante, que es la que casi todos conocemos, tiene otras
aplicaciones que a continuación vamos a ver:
Se utilizan sus
hojas y flores para las infusiones: se hierve en agua un par de
cucharaditas de flores y se deja reposar unos minutos, se cuela y se
toman 2 ó 3 al día.
Es muy bueno para
recuperarse de los procesos gripales gracias a que provoca
sudoración.
Buscando información
sobre él, he visto cuán presente ha estado este árbol en la
Historia y las leyendas de Europa, yo sólo os contaré una, que me
ha parecido muy bonita. Está basada en la mitología griega: cuentan
que el dios Cronos se enamoró de Filira (hija de Océano y de
Tetis), yaciendo con ella. Cuando la diosa Rea los sorprendió
juntos, Cronos se transformó en caballo y huyó; el hijo que nació,
el Centauro Quirón fué medio hombre y medio equino. Filira, al ver
el monstruo que había engendrado rogó a los dioses que lo
transformasen. Los dioses, a su manera atendieron sus súplicas y la
transformaron a ella en un árbol: el tilo.