Pues ya lo tenemos
entre nosotros otra vez. La verdad es que ya tenía muchas ganas,
tras un largo y caluroso verano echaba de menos la tranquilidad de
sus tardes, el paulatino cambio de colores de la Naturaleza, después
del verde intenso de las plantas poco a poco vamos viendo los tonos
amarillentos, rojizos y ocres con los que se van vistiendo los
árboles.
Se va el bullicio y
la algarabía del estío y entramos en una etapa en la que los días
se acortan, las temperaturas se van suavizando y nos preparamos todos
para el frío, que una mañana, de pronto, nos sorprende.
La palabra otoño
deriva del dios egipcio Atum que
simboliza “el sol que se oculta en la tierra”. Como la Naturaleza
lo tiene todo previsto, por eso decimos que es sabia, durante la
época veraniega nos brinda frutos jugosos con los que mitigamos un
poco el calor pero con el cambio de estación nos tenemos que
despedir de ellos y aprovecharnos de los nuevos: uvas, granadas,
caquis, madroños, manzanas, peras, membrillos, naranjas.., frutos
secos como: avellanas, almendras, castañas, bellotas, nueces,
pasas... todos estos alimentos preparan nuestro organismo para
afrontar con energía el invierno reforzando nuestro sistema
inmunológico. Si nuestra dieta es rica en todos estos productos
podremos prevenir enfermedades, manteniendo en equilibrio la
aportación de vitaminas, sales minerales y proteínas.
No debemos olvidar
las legumbres y verduras: coliflor, alcachofas, calabaza... en fín,
disfrutemos de esta recién estrenada estación y tomemos los regalos
que nos ofrece para seguir sanos y llenos de energía.