Pues sí, ya hace algunos
días que habían llegado las golondrinas, signo inequívoco, (aunque
los científicos cuentan que cada vez vienen antes); las veo
revoloteando, buscando un buen lugar para hacer sus nidos, y ellas no
se equivocan, no necesitan calendario para saber que ya es Primavera.
El término prima
proviene de “primer” y vera de “verdor”
“primer verdor”, en alusión a que es en esta
estación cuando los campos se visten de nuevo de colores después
del invierno con sus lluvias y bajas temperaturas.
De siempre a la
Primavera se la ha relacionado con juventud y vida, todo renace y
vuelve a recuperar su esplendor. Hagamos como la Naturaleza,
despertemos del largo y frío invierno, animemos nuestro espíritu y
afrontemos esta nueva estación con alegría, esperanza y amor y
ofrezcámoslo al mundo entero.
Leyenda
inca de la Primavera
Hace mucho, mucho tiempo, la Tierra vivía bajo el
peso constante del invierno. Sus montes estaban permanentemente
nevados y la escarcha quemaba los brotes tiernos de los prados. Los
hombres conseguían con dificultad el sustento y la vida resultaba
sumamente dura.
Sucedió entonces que un aguerrido príncipe Inca
llamado Sumac (bueno), decidió luchar contra la naturaleza e invocar
a Inti (el dios Sol) para que calentara la Tierra con mayor vigor.
Acompañado por hábiles expedicionarios, se dirigió hacia los
blancos ventisqueros que conducían hasta las cimas.
Durante el peligroso trayecto, muchos jóvenes
quedaron atrás, y los pocos que siguieron fueron sorprendidos por
una tormenta de nieve que bloqueó los caminos, sumiéndolos en la
desesperación.
“-Los dioses no nos ayudan,
Sumac, manifestó uno de los hombres al príncipe.
-Abandonemos esta empresa.”
-Abandonemos esta empresa.”
Pero Sumac no conocía ni el miedo ni el cansancio;
siguió trepando por las cornisas estrechas y congeladas hasta llegar
al pico más alto de la montaña. Entonces, con los brazos
extendidos, invocó a
Inti:
“-Aparece, ¡oh, señor! exclamó y devuelve la
vida a nuestra Tierra dormida”.
Diciendo así, con supremo esfuerzo apartó con las
manos el cortinado de violáceas nubes que tapaban el brillo del sol.
Las nubes se deslizaron
pesadamente y permitieron que los rayos del sol despertaran los
tibios brotes de la tierra; la nieve derretida comenzó a caer por
las laderas hasta llegar a los valles, y éstos, humedecidos, se
llenaron de frutos jóvenes.
Había nacido la primavera. Desde entonces, aparece
una vez por año entre los hombres para descorrer los opacos celajes
del cielo y despertar a Inti de su sueño invernal con su llegada.
Las imágenes han sido tomadas de Internet.