Son
numerosas las plantas de las que podemos sacar gran provecho, y el
árbol que hoy nos ocupa, el almendro, seguro que está entre los
primeros. De su fruto la almendra, nos servimos para alimentarnos,
cuidar nuestro cuerpo y nuestra salud.
De
ella hay tanto que decir que no sé si podré hacerlo en esta entrada
o completarlo en otra futura, así que vamos a entrar en materia.
El
almendro (Prunus amygdalus) es caducifolio, de la familia de las
rosáceas. Procede del Asia Central (Persia y Mesopotamia), se
cultiva desde muy antiguo aproximadamente unos 4.000 ó 5.000 años
a. C., se cree que en España lo introdujeron los fenicios.
Este
árbol cuando florece es uno de los más bellos que se pueden admirar
aunque lo realmente importante es el fruto que da: la almendra. Ésta
puede ser dulce o amarga; esta última aunque se utiliza algo en
medicina y perfumería no es aconsejable que la consumamos pues
aparte del sabor desagradable que tiene, la ingesta, si es en
cantidad puede llegar a causar la muerte.
La
almendra dulce tiene calcio, mucho más que los demás frutos secos
(excepto el sésamo), fósforo, selenio, hierro, magnesio, zinc,
potasio...
Es
buena para:
- Fijar los dientes.
- Refuerza los huesos.
- Previene la osteoporosis.
- Inflamación del aparato digestivo.
- Fiebre.
- Antitusiva.
- Eficaz laxante.
- Insomnio.
- Irritabilidad.
- Hipertensión.
- Retención de líquidos.
Para
estos casos se toma la almendra en forma de bebida o leche de
almendras. Se comercializa líquida, en polvo o pasta.
Para
el uso externo se fabrica el aceite de almendras rico en ácido
oleico y linoleico. Entra en la composición de muchos productos de
belleza: para hidratar la piel, evitar arrugas, dermatitis y
quemaduras, mascarillas para el cutis, cremas, ceras depilatorias...;
si se tienen tapones en los oídos unas gotitas de aceite de
almendras lo reblandece y facilita su extracción.
Mención
aparte merece el tema de la alimentación, como es tan amplio en un
futuro próximo haré otra entrada hablando sobre su uso en la
cocina, guisos, postres, bebidas, aperitivos, caramelos, ensaladas,
tartas...como véis es interminable la lista al tener tantas
aplicaciones culinarias pero seguro que saldrán cosas interesantes
que contar.