Ya hemos entrado en una de las épocas más bonitas del año: la Navidad.
Todos solemos celebrarlas principalmente con la familia y amigos,
haciéndonos regalos y buenos deseos.
También
adornamos nuestras casas, calles de las ciudades..., pero lo que no
suele faltar en nuestros hogares, además del Belén es el árbol de
Navidad. Aquí es tradicional montar, tanto el Belén como el árbol
el día 8 de Diciembre; digamos que es el pistoletazo de salida para
la Navidad.
Para
ello, se utilizan tanto los abetos como los pinos, pero el origen de
esta tradición no se sabe realmente cuál es, hay numerosas
hipótesis.
Según
la cultura celta, ellos pensaban que un árbol gigantesco sostenía
el mundo, y cuando los primeros cristianos llegaron a estas tierras
vieron cómo celebraban el nacimiento de uno de sus dioses, de nombre
Frey, dios del sol y la fecundidad; para esto adornaban
un gran árbol de hoja perenne, en unas fechas próximas a nuestra
Navidad.
Cuentan
que San Bonifacio, en Alemania, fué el primero en
plantar un pino como símbolo del amor, que , como el pino que nunca
pierde sus hojas así el amor infinito de Dios hacia nosotros es
eterno.
También
circulan muchas leyendas, hoy traigo una, muy hermosa:
Cuentan
que un sacerdote muy bondadoso, que vivió hace 400 años en Alsacia,
durante la noche de Navidad repartía entre los más pobres
alimentos, ropas y dinero que iba recogiendo durante todo el año.
Cierto día, mientras preparaba estos regalos para estas personas,
miró al cielo, y vió tan hermosa la noche que pensó colgar estas
dádivas de las ramas de un abeto que había junto a la iglesia.
Cuando
fueron a recoger sus regalos fué tanta su alegría que comenzaron a
cantar junto a él. Desde entonces, a partir de aquella idea siguió
celebrándose esta fiesta bajo el árbol.
En
España la costumbre de poner un árbol de Navidad adornado la trajo,
en 1870 una señora rusa llamada Sofía Trubetzkoy, viuda del duque
de Morny.
Cada
adorno tiene su significado, por ejemplo:
La
estrella que culmina el árbol: representa el amor y la fe que
debemos mantener los cristianos.
Recuerda a la estrella de Belén.
Las
bolas: son los dones que Dios regala a los hombres.
Lazos:
es la unión de las familias y personas que amamos alrededor del
árbol.
Las
velas o luces: la luz de Cristo que nos ilumina.
Sólo
me queda decir que si es un árbol natural el que adornamos en
nuestra casa, cuando terminen las fiestas, no lo olvidemos ni lo
tiremos a la basura, es un ser vivo. Si no lo cuidamos en nuestro
hogar hay asociaciones que los recogen y vuelven a plantarlos para
que crezcan y vuelvan, quién sabe si en otra Navidad a sernos de
utilidad dándonos otra vez alegría y felicidad.