No, no
es la planta de té (Camellia sinensis) que utilizamos para preparar
infusiones de té y además nada tiene que ver con ella. Éste es un
arbusto, o más bien árbol pues creo que por su altura y porte
merece que lo llamemos así originario de Australia, su nombre
Melaleuca alternifolia y de la familia mirtáceas.
Ya antes de arribar los ingleses a estas tierras sus pobladores lo utilizaban, pues descubrieron que macerando sus hojas y con el jugo de su destilación podían curar distintos males gracias a sus enormes propiedades. Cuando el capitán James Cook colonizó este país empezaron a utilizar las hojas del árbol para hacer té ( de ahí su nombre) y pronto vieron que entre sus muchas virtudes estaba la de abrir y descongestionar las vías respiratorias. Al volver a Inglaterra lo llevó consigo y allí, los médicos investigaron las maravillas que ofrecía.
- Antiséptico.
- Antiinflamatorio.
- Antimicótico.
- Antivírico.
- Bactericida.
- Balsámico.
- Digestivo.
- Cicatrizante.
- Desintoxicante.
- Acné.
- Quemaduras.
- Verrugas.
- Pie de atleta.
- Herpes.
- Dolor de oídos.
- Encías inflamadas.
- Dolor de garganta.
- Aftas.
- Eczemas.
- Psoriasis.
- Úlceras.
- Gingivitis.
- Hemorroides.
- Piojos.
- Caspa.
Su uso es casi exclusivamente externo, y normalmente se diluyen unas gotas en agua para su aplicación, por ejemplo, para el dolor de oídos se humedece un algodón y se le añaden unas gotitas , se da alrededor del oído, nunca dentro.
Su olor, muy particular y algo fuerte no es agradable para muchas personas por lo que se suele mezclar con otras esencias como son de limón, naranja, lavanda... Por último su forma se presenta además de aceite esencial, en cremas, geles, champús y jabones para higiene íntima, señal inequívoca de su efectividad para nuestra salud.
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